Las Guerras Napoleónicas

 Las guerras napoleónicas, también llamadas guerras de la Coalición, fueron una serie de conflictos bélicos que tuvieron lugar durante el tiempo en que el emperador Napoleón I Bonaparte gobernó en Francia. Comenzando el 18 de mayo de 1803 y finalizando el 20 de noviembre de 1815. Teniendo como resultado final la victoria de la Coalición.

Para ello será necesario apreciar como sucedió y donde vemos que una nueva forma de monarquía estaba a punto de echar a andar, algo que parecía contradictorio con su reciente derrocamiento. Eso sí, el nuevo ya no rey sino Emperador, Napoleón I (1804 – 1814), fue proclamado gracias a sus logros y no por su linaje. Su coronación fue refrendada por un plebiscito popular y llevada a cabo por el mismísimo Papa, curiosa mezcla de poder divino y popular… Se respetaban los “derechos” conseguidos para el pueblo en la Revolución, pero quedaban controlados por la férrea mano de la autoridad imperial. Napoleón soñaba con una gran Francia “libre” expandida por toda Europa, en cambio fue la pesadilla de las guerras la que sumió al continente en una gran crisis que terminó por restaurar la monarquía abolida en 1789 como única autoridad capaz de estar a bien con las potencias extranjeras. Desde ese momento hasta la instauración de lo que se llamó la 3ª República en 1870, la historia de Francia fue realmente convulsa, viviendo en la continua contradicción propia de la modernidad que estaba llegando. La sucesión de reyes y líderes muestra con claridad este carácter convulso y torturado que trajo la nueva época moderna.

Francia en el siglo XIX tuvo un gran crecimiento tanto económico como político y social. Entre 1840 y 1857 Francia tuvo un auge en la economía ya que la industrialización y el comercio crecieron mucho. En la industrialización, la red ferroviaria triplico su extensión, los bancos proporcionaron un sistema de crédito nacional, la industria textil fue la que mas favoreció a la economía esta trabajaba la seda, el lino y la lana En la agricultura, se introdujo el azúcar en el comercio, había mejor comercio y mayor cultivo.


Con esto podemos concluir que la industria y la agricultura eran los pilares más importantes de la economía francesa.

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